A diferencia del resto de los
animales, los seres humanos no estamos totalmente condicionados por nuestra
genética. Nuestra hipertrofia cerebral nos ha permitido poner en cuestión las
supuestas leyes inmutables del universo, incluso en lo referente a nosotros
mismos. Así, una persona puede decidir suicidarse, no tener hijos o incluso no
practicar sexo, opciones todas ellas absolutamente antinaturales pues van en
contra de la evolución de la especie. Desde nuestra aparición en este mundo nos
hemos dedicado a enmendar la plana a la naturaleza: esto me gusta, lo
aprovecho, esto no me va, lo cambio. Las consecuencias de estas intervenciones
humanas están a la vista. Hay quien piensa que nos hemos pasado unos cuantos
pueblos al modificar nuestras condiciones naturales de vida, y que todo se va a
ir al garete si seguimos por este camino sin tener en cuenta los ritmos básicos
de esta naturaleza sin la cual no somos nada. Pero no estamos aquí para hablar
de ecologismo sino de feminismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario