Dejando de lado la referencia postmoderna a la
deconstrucción (algo que se empieza a poner de moda en España cuando el resto
del mundo hace tiempo que le vio las orejas a esa tontería tan falsamente desveladora
de la realidad como cutremente subjetiva) se observa en la frase un sesgo
machista, a saber, el entender la palabra “macho” en su visión genérica de “violento,
bruto, estulto” (su correlato “hembra”, dentro de la misma visión machista, se relacionaría con el sexo pasivo y la sumisión),
reafirmando así las esclavizantes categorías de género que el feminismo del ídem
pretende demoler.
Porque el macho, señoras, no es machista. Macho y hembra nos
remiten a las categorías más animales de nuestro ser. Sin más. Ser macho no
significa que te consideres superior a las mujeres, sino “animal de sexo
masculino”. ¿Esto es lo que quieren deconstruir? ¿Nuestra animalidad? Pues lo
llevan crudo. Dejen tranquilas nuestras esencias, por favor, mientras no hagan
daño a nadie.
Lo que ha querido usted expresar con “macho” supongo que es “machista”,
la parte brutícola que algunos (y algunas) arrastran todavía, pero hay que
tener más cuidado con las palabras, que como usted misma dijo en el susodicho
programa, las políticas deben dar ejemplo. Aunque la frase no le habría quedado
tan redonda. Y donde esté el marketing que se quite la realidad, viva lo
posmoderno y la mentirosa posverdad. .
Y muchas gracias por querer sacar el hombre que hay en mí,
pero por favor no me deconstruya al macho porque me aterra la idea de despertarme
cualquier día con el pene en el ombligo.
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